Vivió como doctora entre los indios Mayos a los que describió en sus cuentos. La querencia de Emma Dolujanoff, por las tierras del Mayo y sus gentes, prendió cuando acompañaba a su padre dedicado al comercio, en largos viajes en ferrocarril por la costa del Pacífico. Luego, desde 1942 hasta principios de los años cincuentas, pasó temporadas en Camahuiroa, un pequeño poblado rodeado por el monte y la playa, prestando sus servicios como médico entre los indígenas.
Prendada de la “limpieza interior” de los indios Mayos, en palabras de la autora, y seducida por la conjunción del cielo, monte y mar, prolongó su estancia en este solar del sur de Sonora trabando afectos con los lugareños. Su quehacer médico lo compartía con una añosa india llamada Lola la vieja, que fungía como adivina —saurina se les llama en la región— y curandera. Ésta Lola se vuelve protagonista del cuento María Galdina.
Los personajes de estos cuentos son verosímiles, indios Mayos o blancos de carne y hueso que hablan con los huecos y los llenos de la verdad, manifestando los recovecos de la alma humana, sus hondos dilemas y su intimidad nacarada.
Ignacio Almada Bay